domingo, 14 de mayo de 2017

1. Martin Scorsese


Su cuarto de baño es una sala de montaje, su dormitorio una sala de proyección. Los magnetoscopios no descansan durante las veinticuatro horas, la música no se interrumpe jamás, la noche se confunde con el día, el día con la noche.
(Michael Powell realizador británico, amigo de Scorsese).

Capaz siempre de sorprendernos visualmente, de filmar desde complejas películas de ficción a documentales arriesgados, de llevar sus personajes a situaciones límite, Scorsese  puede ser tan depresivo, generoso, impulsivo y destructivo como sus héroes.

Cinéfilo insaciable, su mundo lo conforman las imágenes de miles de películas, su cine es un reflejo visceral de las contradicciones de este católico de origen italiano, a caballo entre dos culturas y que impregnan toda su obra.
Scorsese ha rodado algunas obras capitales del cine americano de los últimos decenios como Toro salvaje (Racing Bull,1980) elegida por los críticos como la mejor película de los ochenta, aunque también ha conocido delicados momentos que han puesto en peligro su carrera.
Bajo de estatura, con problemas asmáticos desde su infancia y cuatro matrimonios a sus espaldas, Scorsese vive a la velocidad de sus personajes, inmerso en un continuo caudal de emociones, sin tomarse un momento de respiro, obsesivo y neurótico con la historia que tiene entre manos.
Explosivo como las bandas musicales de su filmografía, Scorsese sabe dar a sus ficciones una capacidad emotiva que parecía patrimonio de los viejos realizadores del cine americano.

RECUERDOS DE UN CINÉFILO

Vamos a repasar algunas declaraciones del propio Scorsese en las que explica su relación personal con el cine.

‘Para mí, mis recuerdos de espectador están indisolublemente ligados a la familia. Mi padre y yo nos comunicábamos en silencio al compartir juntos estas imágenes y emociones extraordinarias. Todo esto me marcó tanto, hasta el día de hoy, que lo esencial de mi deseo y de mi necesidad de expresarme por medio del cine surge directamente de ahí’.

(…) ‘Estamos mi padre y yo en un autobús de Queens, camino del cine en el que proyectan Balas vengadoras (I Shot Jesse James, 1949), y nos preguntamos: “¿Por qué la gente sigue dedicándose tranquilamente a sus ocupaciones? ¿No saben que hoy dan Balas vengadoras? ¿Tienen realmente la intención de no ir a ver la película?”



(…) ‘Salgo del cine una tarde y la cegadora claridad del sol destruye la magia del hechizo; nunca fui tan consciente de esa pérdida como cuando, a la edad de diez años, salí del cine de mi barrio después de haber visto una reposición de Lo que el viento se llevó en Technicolor’.

‘Me resulta imposible limitar a una sola la experiencia cinematográfica más significativa que he tenido. ¿Por dónde empezar? Las zapatillas rojas, Ciudadano Kane, Centauros del desierto, Senso, El gatopardo, El tercer hombre, La ley del silencio, Al este del Edén, Los cuentos de Hoffman, Raíces profundas, De entre los muertos/Vértigo, Bonnie and Clide, Alexander Nevski…’

Como anécdota y aunque no aparezca en estas declaraciones hay que señalar que la película favorita de Martin Scorsese es Tierra de faraones (Land of theFaraohs, 1955) de Howard Haws.

En cuanto a los actores podemos ver lo que piensa de ellos en estas declaraciones en una entrevista publicada el 3 de marzo de 1996 en Cahiers du Cinema:

‘La familia es algo muy importante para mí, es una referencia. De Niro y Keitel son parte de mi familia. Mis padres también les consideran como hijos suyos. Joe Pesci también forma parte de la familia. (…) Coppola es como un hermano mayor. De Palma también. (…) Para un realizador, como para los actores, la idea de la familia hace las cosas más fáciles, más agradables’.

Para terminar, unas declaraciones de Scorsese sobre el sentido de la vida:
(…) ‘Gracias a mi madre y a esa parte de mi familia, aprendí el sentido del humor. Ese fatalismo siciliano me parece maravilloso: “No te preocupes. ¡Ocurra lo que ocurra, será malo!”. Una vez lo sabes no hay problemas. Uno ya no busca ser feliz. Se contenta con pequeñas cosas de vez en cuando. Pero es necesario seguir viviendo. Y la vida es, la mayor parte del tiempo, un problema.

(Entrevista realizada por Thierry Jousse y Nicolas Saada (3-2-1996) Cahiers du Cinema 500).

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