domingo, 7 de mayo de 2017

5. Julio César

Mankiewicz abandona Los Ángeles y vuelve a Nueva York donde en 1953 adapta para la gran pantalla Julio César (Julius Caesar) de William Shakespeare. A pesar de que en las películas históricas ya se utilizaba el color (es el caso de La túnica sagrada, (The Robe, Henry Koster, 1953), Mankiewicz realiza Julio César en blanco y negro. 
En unas declaraciones sostiene: 
Me negué a hacerlo en color porque la sangre de César iba a dominar toda la puesta en escena, y no me pareció nada acertado que fuera el rojo de la sangre lo que dominara las relaciones entre Bruto, César y Marco Antonio.

El proyecto cuenta con un presupuesto de dos millones de dólares, con un plan de ensayos de tres semanas y un reparto impresionante formado por actores británicos como John Gielgud, Debora Kerr o Greer Garson y norteamericanos como Edmon O’Brien, George MacReady o Marlon Brando quien entra en el proyecto porque Mankiewicz se niega a que el papel de Marco Antonio lo interprete Charlton Heston. 
Y Marlon Brando lo borda.
Mankiewicz, que sabe recitar pasajes enteros de la obra de Shakespeare, hará una adaptación muy fiel al texto del dramaturgo inglés y disfruta de un rodaje placentero.
Pero el director sabía del riesgo que corría si se dedicaba simplemente a ilustrar la obra de Shakespeare, de esta manera su cámara  no se limita a encuadrar a los intérpretes sino que va a participar del valor de  la conspiración y del halo de misterio que impregna la historia de Julio César. 
Con la forma de observar a los personajes, la cámara nos habla de ellos y de su actitud, es un testigo directo de los acontecimientos, un narrador visual que evita tomar partido, pero que intenta escudriñar  en el pensamiento de cada uno de los que entran en escena. Dentro de un mismo encuadre busca que la expresión de unos y otros aporte una dimensión de conocimiento de los personajes incluso por encima de sus respectivas oratorias.
Un ejemplo de todo esto lo podemos ver en la parte de la celebración de una reunión informal que convoca al núcleo duro de los conspiradores. Vemos a Bruto que, al mismo tiempo que verbaliza su voluntad de unir esfuerzos, se sitúa en el centro del cuadro siendo objeto de las miradas de los seis romanos, todos ellos operan a cara descubierta asumiendo un objetivo común cuando antes los hemos visto con los rostros cubiertos por capuchas. 
Estamos ante el preludio al acto que tendrá lugar a la mañana siguiente en la que Julio César será asesinado a plena luz del día. La escena, rodada con una elegancia fuera de lo común se enfatiza con la lectura de una carta ‘a cámara’ por parte de Trebonio (personaje inexistente en la obra de Shakespeare) culmina con una frase de la obra teatral cuando el dictador romano expresa un lamento en forma de súplca ‘¿Y tú también Bruto?’ instantes antes de que su cuerpo quede extendido en el suelo del Senado que le había proclamado líder del imperio.

                                                  Julio César (1953) (Asesinato de César)

Una vez muerto César sus asesinos se reúnen en torno a su cadáver y pronuncian unas palabras que les saca de la propia película, ellos mismos en un juego recurrente de Mankiewicz reflexionan sobre la ficción, sobre como ese momento que están viviendo se representará a lo largo de los siglos por hombres y naciones que aún no existen y en idiomas que aún no se han creado. Este juego del autor creando una ficción dentro de otra ficción está presente en toda su obra y aquí tenemos un ejemplo extraordinario.

A continuación entra en escena Marco Antonio que les pide permiso para hablar de César a la multitud, los conspiradores están temerosos pero Bruto acepta saliendo él mismo primero para poner al pueblo de Roma de parte de los asesinos, pero el discurso que va a pronunciar Marco Antonio será espléndido, una pieza maestra de la retórica en el que consigue que el lenguaje desmonte la conspiración, por medio de la palabra consigue volver en contra de Bruto y de Casio a las multitudes.


                                                        Julio César (1953) (Discurso de Bruto)


                                               Julio César (1953) (Discurso de Marco Antonio)

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