domingo, 14 de mayo de 2017

4. Taxi Driver (1976)

El guionista de Taxi Driver es Paul Schrader, nacido en 1946 y educado bajo la rigidez de la iglesia calvinista, no había visitado un cine hasta los 17 años. Terminados sus estudios teológicos se inscribe en un curso de cine y de ahí pasa a la Universidad de Los Ángeles donde se especializa en guion cinematográfico.
La redacción de Taxi Driver es una especie de exorcismo al que se entrega después de sufrir varias crisis personales y de abandonar el hospital donde había sido tratado de una úlcera.
En una entrevista en Film Comment dice:
Cuando salí a la calle me di cuenta de que tenía que cambiar de vida, porque sino moriría. Decidí marcharme a Los Ángeles. Fue entonces cuando caí en la cuenta de la metáfora de Taxi Driver, el hombre que por dinero se cambia por cualquier otro; el hombre que se mueve por la ciudad como una rata de alcantarilla; el hombre que está constantemente rodeado de gente, y sin embargo, no tiene amigos. El símbolo absoluto de la soledad urbana. Eso era lo que había estado viviendo, ése era mi símbolo, mi metáfora. La película trata de un coche como símbolo de la sociedad urbana, un ataúd de metal.
(Entrevista de Richard Thompson en Film Comment).

Basado en un personaje real, Arthur H. Bremer, que había intentado asesinar al gobernador Wallace y que se convirtió en modelo de aspirantes a asesinos como John Hinckley que le disparó al presidente Reagan y utilizando una serie de atípicas fuentes para un autor americano que van desde La náusea de Sartre a El extranjero de Camus, se va perfilando el retrato de Travis Bickler, un solitario que se pasa el día y la noche rodeado de gente. Fiel exponente del hombre sin identidad nacido en la moderna urbe: veintiséis años, exmarine veterano de Vietnam, sus conocimientos se limitan a un carnet de conducir, sufre insomnio, toma anfetaminas y bebe sin desmayo. Vive en un destartalado apartamento donde su única relación con el exterior son las imágenes de un televisor en blanco y negro. Alrededor de Travis transitan el pecado, la culpa y la redención.

Teniendo en cuenta que Taxi Driver es una película estructurada alrededor del diario de Travis donde la monocorde voz del protagonista nos introduce en un proceso de esquizofrenia próximo a la paranoia, había necesidad de personalizar esa obsesiva subjetividad con un estilo visual propio, difícil por la excesiva interiorización de la historia coherente con el punto de vista de un calvinista como Schrader quien otorga una óptica moralista a todas las acciones de sus personajes.
Lo que yo creo que sucedió es que escribí un guion esencialmente protestante, frío y aislado y Martin dirigió una película muy católica. (Schrader)

Taxi Driver (Tráiler)

Palma de oro en Cannes en 1976 y primer gran éxito de Scorsese, Taxi Driver es una película distinta de Malas calles en lo fundamental. Aquí la comunidad ha desaparecido, la ciudad ya no es un medio natural sino una proyección de los fantasmas y los miedos de un solo hombre, Travis Bickle, quien vive en el interior de un espíritu en ruinas.

Si uno hace una película en Nueva York obtiene de esta ciudad más de lo que le pide. Esto lo aprendí cuando rodé Taxi Driver. Un verano increíblemente caluroso (la temperatura sobrepasaba los treinta y cinco grados) y húmedo se abatía sobre la ciudad (…) Además había una huelga de basureros. (…) Pero más allá de los problemas, del ruido y de las condiciones de trabajo imposibles, en Nueva York hay algo, una sensación que impregna el tema que tratas (sea el que fuere) y que acaba afectando al comportamiento de tus personajes. Esta sensación –una especie de murmullo es indefinible, aunque todos los que viven en esa ciudad saben de qué estoy hablando. (…) Nueva York puede ser calificada con tantos adjetivos ―grosera, mágica, espantosa, dinamizadora, agotadora, prosaica― que cada vez que alguien ha de evocarla en una película, aunque sea accidentalmente, la ciudad acaba por imponerse.
Martin Scorsese, Cahiers du Cinéma nº 500.

Toda la primera parte de la película es una especie de pesadilla urbana sobre Nueva York vista a través del taxi de Travis. No se trata de imágenes de documental, realista o descriptiva sino las imágenes borrosas de una ciudad apocalíptica.

Empeñado en purificar a la ciudad de sus abominaciones, Travis se siente investido por una misión divina, al igual que Ethan Edwards, el vengador interpretado por John Wayne en Centauros del desierto.
Aislado del mundo exterior, Travis solo lo percibe a través de una sucesión de alucinaciones pobladas de personajes repugnantes: el marido mirón y homicida que encarna el mismo Scorsese, el macarra interpretado por Harvey Keitel que pone a trabajar a una adolescente interpretada por Jodie Foster.

                                                            Taxi Driver (Escena de la tienda)
La precisión y fuerza de esas visiones son deudoras del desglose plano a plano que Scorsese dibuja antes del rodaje.
La fotografía de Michael Chapman hace vibrar las luces de la ciudad, capta los vapores tóxicos y alimenta el crescendo de la violencia hasta un final apocalíptico.

Taxi Driver supone un impacto terrible para los espectadores.

Contra todo pronóstico, y sin duda debido a que es la expresión exacta del estado de ánimo depresivo e hiperactivo del momento (la derrota americana en Vietnam, los inicios de la reacción reaganiana),Taxi Driver arrastra al gran público a las salas. 
En 1976 obtiene la Palma de Oro en Cannes lo que asegura la reputación de Scorsese.

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