domingo, 7 de mayo de 2017

1. El cine de Mankiewicz

La vida echa a perder los guiones

La vida echa a perder los guionesTodo lo que uno piensa que va a suceder en su vida, los planes que elabora, los guiones que escribe con lo que va a hacer por la tarde, la semana próxima o cuando cumpla los treinta, nunca salen bien. Los diálogos jamás se pronuncian como se concibieron, a veces simplemente no se pronuncian. Es más fácil escribir el guion para una película. Tiene más probabilidades de salir bien. 

Joseph Leo Mankiewicz dirigió veinte largometrajes, aunque escribió y produjo muchos más. Entre sus trabajos como director podemos destacar Eva al desnudo (Allabout Eve, 1950), Julio César (Julius Caesar, 1953), Cleopatra (1963) o La huella (Sleuth, 1972). La condesa descalza (The Barefoot Contessa, 1954) fue su película más personal, un ajuste de cuentas, su resumen final, su despedida de Hollywood donde se convirtió en inmortal, pero donde nunca se sintió a gusto.
Mankiewicz vivió una época de transición del cine norteamericano que va desde el ocaso del clasicismo a la eclosión de la modernidad. 
De gran formación intelectual y educado en la cultura clásica sin embargo es capaz de desconfiar del sistema de valores clásico, por ejemplo reflexiona sobre los límites de la filosofía racionalista como instrumento para conocer el mundo. Todo esto se traduce en un cine en el que recrea un mundo ficticio en el que sus personajes se abstraen de la realidad y donde crean un mundo en el que prolongar un tiempo lo que se les escapa de las manos.
Ahí está la gran originalidad de Mankiewicz, en unos personajes que no se conforman con actuar sino que podemos decir que aspiran a escribir el guion, en ellos prima la inteligencia, el raciocinio y el cálculo premeditado lo que se traduce en unas brillantes y sofisticadas tramas. Los diálogos de estos personajes están cargados de profundas reflexiones filosóficas y se expresan con ironía analizándose a sí mismos y sus propios sentimientos. Y Mankiewicz observa el comportamiento de sus personajes y las relaciones que se establecen entre ellos como un espejo de sus propias contradicciones como director y creador.


El juego en el cine de Mankiewicz


Lo que me fascina es la idea del juego, el juego en el interior del juego, y el hecho de que jugamos tanto tiempo que, al final, es el juego el que acaba jugando con nosotros.

La huella (Sleuth, 1972)
El juego y la representación acaban convirtiéndose en herramientas estructurales de sus películas. Esta pasión por el juego se manifiesta por todos los rincones de sus films y llega a convertirse en la estructura misma de la narración.
Así, vemos como el juego aparece en varias de sus películas: una adivinanza en Carta  a tres esposas, una broma de graves consecuencias en Eva al desnudo, una partida a la gallinita ciega en Julio César, el escondite de Operación Cicerón, las maquetas de barcos que escenifican una naumaquia en Cleopatra, una partida de dados en Ellos y ellas o los autómatas, los disfraces y las múltiples charadas que protagonizan La huella.

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