En el episodio piloto de A dos metros bajo tierra (Six Feet Under, 2001) Ruth Fisher, la madre de la familia recibe así la llamada telefónica en la que le comunican que su marido ha fallecido en un accidente de tráfico.
Un plano desde el suelo cuenta con precisión un montón de sentimientos. El vértigo, el vacío, la soledad y la desolación se entienden perfectamente desde ese punto de vista.
El horno abierto del primer fotograma es una ventana al vacío.
El asado esparcido por el suelo del segundo fotograma es la entropía de ese momento catastrófico que, sin embargo, deja cada cosa en su justo lugar.
Maravillosos los trozos de patata sobre el damero jugando al ajedrez.
El plano comienza en una angulación en contrapicado hasta que es el propio personaje el que baja a tierra para terminar siendo un simple plano general con la particularidad de estar a ras del suelo.
La vida y la muerte se explican mejor desde desde ahí abajo.
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